miércoles, 10 de junio de 2009



Cené algo y encendí el televisor. Me gusta tenerlo así, encendido y sin la voz. Me puse en mi mesa a hacer dibujos. Siempre me ha gustado hacer dibujos. De caras, y de coches. Pero esa noche, no sé por qué, sólo me salían viejas y más viejas, que después tachaba y hacía bolas con los papeles, y los tiraba por el suelo porque yo sabía que algo no estaba bien, yo sabía que algo no marchaba pero me fui a dormir. Al día siguiente a las siete menos diez ya estaba yo en la terraza con mi café. Hacía un buen día de invierno, y todavía quedaban los últimos rayos de sol. Cuando vi a la vieja comencé a dibujarla muy rápido, fijándome bien en sus rasgos, los de su cara, su cuerpo. Era flacucha y tenía la cara muy arrugadita, pero se le veían unos ojitos achispados, y el pelo negro, cortito, aún parecía conservarse bueno. Cuando regresó le hice más bocetos. Y los pegué todos en la pared de mi habitación. Me puse a mirarlos una y otra vez, tendido en mi cama y lo que yo tenía dentro de mi cabeza ya parecía que iba saliendo. Yo sabía que no estaba bien, eso no puedo negarlo. Pero también sabía que era inevitable..."
Por favor, continúe.
Señor, es que no sé a dónde nos lleva todo esto.
Usted limítese a leer el informe.
Bien, señor.
"Durante el resto de la semana estuve dándole vueltas a la cosa. Ya estaba clara en mi cabeza. Comprendí que era una necesidad. Extraña, sí. Y mala. Pero una necesidad por la que no podría pasar, señoría, sin llevarla a cabo. Eso era así. La cuestión pasó a ser cómo hacerlo. Estuve leyendo sobre un caso que ocurrió en la ciudad hacía tiempo. No había viejas, pero me podría servir. Ya era viernes, y pensé que el lunes lo prepararía todo. El fin de semana lo pasé con mamá y Ladrón. Mamá estaba preocupada. Decía que yo estaba raro, como nervioso. Le dije que no era nada. No sé si me creyó. Estuvimos hasta tarde viendo tele. Cuando mamá se durmió, la ayudé a acostarse y me fui a casa. El lunes, en el taller, sobre las doce, les dije a los niñatos que tenía que salir a hacer unas compras. Cuando regresé ya tenía en el maletero del carro lo necesario..."
¿Por qué se detiene?
Oiga, ¿qué está pasando? En serio, ¿por qué llaman a esto "informe"? Son escritos míos, no más. Me gusta escribir...
Ya le dije que se limite a leer el informe. No ponga las cosas peor...
En fin, lo que usted diga.
"A la tarde llegué al bar sobre las ocho menos cinco. Sólo pedí agua. Cuando llegó la vieja esperé que entrase en el portal. Al rato entré yo sin problemas. Antes había puesto cinta adhesiva en la cerradura. De algo había de servirme ver tele con mamá. Subí por las escaleras. Llegué al piso tercero y llamé a la puerta A. No le dio tiempo siquiera a decir mu a la vieja cuando abrió. Le solté el puño sobre la cara y se desplomó hacia atrás en el suelo. Cerré la puerta y me eché encima. Puse la mochila a mi lado y saqué el cuchillo de hoja larga. Se lo clavé buscándole el corazón. Los movimientos de su cuerpo, como espamos, me pusieron muy nervioso, y la acuchillé sin parar, por todo el cuerpo, como loco, hasta romper en dos la hoja de acero. Entonces me desparramé sobre un sillón, agotado. No tuve tiempo a pensar nada. Ustedes ya estaban allí."
¿Qué puede alegar en su favor? Sabe que tiene derecho a un abogado.
Pero, oiga, esto es de locos, sólo es un escrito, ya le dije que me gusta escribir... ¡Es un escrito!
Lo hemos comprobado todo. Y todo ajusta a la perfección. Llévenselo.
.
Foto:jose rasero

11 comentarios:

Oriana P. S. dijo...

Aaaaay, qué tal cuentito.

Dónde empieza la realidad y dónde la fantasía? Muy bueno. ME atrapó de principio a fin.

Besos.

Anónimo dijo...

Sé que eres músico y sin embargo no escucho música en tu blog. Natalia.

josé rasero dijo...

Ahí está la cosa, Oriana. ¿Qué es real, qué es fantasía?
Me alegra que te guste
Besos

Natalia, primero que no sé ponerla, y después tampoco sé si quiero hacerlo. ¿Ves que espabilado y decidido?
Un besote

Monica dijo...

Y yo que creí que se había enamorado de la viejita............... jaja
Un besote

Zayi Hernández dijo...

yo también creí que estaba "enpeñado" en la vieja pero no para matarla, mi historia era un poco más escabrosa, así que respiré aliviada cuando acabó. Me ha gustado "mataviejas" ;0 jaja, de verdad que me enganchó desde el comienzo y tragué nudos cuando se rompió la hoja del cuchillo...que mente! jaja. Excelente!
Besitos asesinos.

Anónimo dijo...

Jo;)
Pobres viejitas, era un asesino en serie?? Todo eso por culpa de su madre y de la tele... y de los mocillos del taller, lo raro es que no la matase con una llave inglesa o un buen desentornillador, mira que elegir un cuchillo como arma del crimen. Qué idea!!
Seguro que esa ancianita se parecîa a su madre, por los apuntes, lo digo.
Besos.

Unknown dijo...

muy interesante, inteligente, intrigante, inter.. , in..
un abrazo

jose rasero dijo...

¡Qué mal pensadas Mónica y Zaya! ¡O bien pensadas!
Besos para ambas

jose rasero dijo...

Ay, qué arte tienes Eva. Te doy una historia y siempre me vas sacando otras posibilidades
Gran beso

¡Hola Marcela! Gracias y besos inter... nacionales!

Andrea dijo...

Clap Clap. Me has tenido en vilo completamente! Buenísima historia Jose..de verdad, guau, yo también me voy contenta. Y ahora que la he visto, he decidido publicar una mía, no me atrevía a hacerlo porque el tema es bastante escaborso también jaja, pero 'son sólo escritos' no?. Un beso enorme!

josé rasero dijo...

Conseguir que te decidas a escribir algo ya es una alegría para mi, Andrea
Besos