martes, 13 de julio de 2010

37 - Foto fija





Tenía que ser él. No había otra. Nada se hablaba en el extraño blog de la ciudad de Cádiz, en ningún momento se hacía mención a la apariencia física del tal Cúter, nada, en fin, había en aquellas palabras virtuales que resultara una prueba irrefutable... pero claro, cabía preguntarse cuántos Cúter podían andar por ahí estudiando primero de bachillerato.
Tenía que ser él. No podía haber otra.
Eso sí, restaba por comprobar que en Cádiz capital existiera algún instituto de nombre San Estanislao. La respuesta fue positiva. Se encontraba en una barriada llamada La Laguna.
-¡He ido a dar con el blog de su profesor! –explotó por fin Badián tras releer un par de veces más aquella absurda bitácora llevándose las manos a la cabeza, al tiempo que se levantaba a toda prisa y entraba como un vendaval de nervios al salón, tropezando con el sofá de colores y cayendo al suelo, desde donde esbozó un inicio de frase, -¡Ya sé..., a la que Rubén Laslo reaccionó raudo mostrándole con amenazadora claridad su dedo índice posado firmemente sobre los labios, advirtiendo con reprobación extrema la brusca entrada y caída de Badián, y cortando de un tajo sus palabras.
Desde el pequeño aparato de radio una voz grave y masculina se turnaba en la locución de las noticias de las catorce horas con otra tonalidad femenina y tenue. El televisor, bajo los escalones al aire, permanecía emitiendo imágenes en silencio.
Sólo cuando las voces comenzaron a alternarse en la información deportiva apagó Laslo el transistor, se levantó y encendió un cigarrillo.
-Vamos, poeta, habla ahora, ¿qué coño decías?...
-¡Ya sé dónde buscarlo, a mi amigo, ya sé...! –dijo un excitado Badián, quizá al borde de una de sus crisis, poniéndose en pie.
-¡Fenómeno! Ya nos podemos marchar...
En la planta de arriba la afligida Rubí se dejaba abrazar por los delgados brazos de Gaspar, permaneciendo ella inmóvil, como indolente; permitía que éste le limpiase con dedos ávidos la mejilla ennegrecida de rímel y lágrimas; algo más calmada consentía, agradecía incluso las palabras de consuelo del publicista, hasta el instante en que éste, creyendo percibir inequívocos signos de complicidad, cerró con la mano izquierda la puerta del baño y aventuró la derecha hacia las zonas bajas, la posó atrevida sobre un suave muslo de Rubí, y comenzó, espaciosamente, sin prisa alguna, a elevar por detrás la leve falda negra de la joven. Cuando aquella mano llevó su osadía a deslizar sus dedos bajo la dócil tela de las bragas, Rubí se activó, pareció regresar al mundo, separando los cuerpos lo justo para que los ojos de ambos se encontraran frente a frente. Y los negros de ella, muy abiertos, impugnaron con firmeza aquellos grisáceos y lascivos de él.
-Eh, canijo... anda y dúchate... que te vas a tener que conformar con esos dos senos de aquí... que no hay tu tía, chaval...
Recogió sus cosas de la encimera y abandonó el cuarto de baño, descendiendo ágilmente los escalones.
Al llegar al salón, Badián y Laslo parecían conversar tranquilamente de pie, y ella se sentó en el sofá. Cogió un cigarrillo de la cajetilla de Laslo y cuando lo estaba encendiendo con el zippo plateado contempló, como si se tratara de una alucinación, las imágenes silenciosas del televisor.
-¡Eh! ¡Dale volumen a eso! ¡Vamos, dale volumen, dale!... –gritó histérica.
Desde el mando a distancia, un boquiabierto Laslo activó el sonido del aparato.
Las imágenes, recientes, de hoy, de ayer no más, mostraban a un señor mayor, de unos setenta años, impecablemente vestido y a un hombretón de pelo alborotado rodeados por guardias civiles... los dos detenidos han ingresado esta misma mañana en prisión... saliendo de la Comandancia de Chiclana, en Cádiz... imputados por los presuntos delitos de explotación sexual, blanqueo de capitales y falsedad documental... junto con imágenes de archivo, en las que se mostraban, en panorámicas horizontales, diferentes locales de alterne de carreteras... hasta ahora se ignora el paradero de la mujer y la hija del empresario... y, acompañando estas palabras, una foto fija de ésta última.

Una fotografía de Rubí.



Donde se cuentan las ocurrencias de Badián Parra y Florencio Acurio


Foto: jose rasero

10 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Este Gaspar es un aprovechado.
Pobre Rubí, la vida la está golpeando.

Saludos.

Mtx dijo...

Vaya con Gaspar. y tener que esperar hasta mi vuelta para ver los derroteros que toma la historia. uff
Besos

LA ZARZAMORA dijo...

Jo!! Lo haces adrede, aún no me he puesto al día con esto del Badián. Y no puedo dejar nada consecuente. Pero sé que me perdonarás, tú eres de los buenos...
Te dejo un besín.

Gonzalo Vázquez Gabor dijo...

Felicidád por acá, campeonazo!

Zayi Hernández dijo...

Lo han dejado vestido y alborotado, con la rabia que da y con lo bien que lo pasa uno cuando no hay tu tía!!!...Rubí para Badián!!! no me la emparentes con nadie más! :D
Un besito.

Pluma Roja dijo...

Veremos hasta donde nos conduces.

Sigo por acá.

Saludos cordiales José.

ARIADNA dijo...

opino lo mismo que zayi, rubi para badian... los demas son como todos los hombres¡¡¡
interesantes tintes toma la historia, un abrazo

Tempus fugit dijo...

¡El Zippo! Qué recuerdos.... :)
Ya sé que me repito.... pero... esta historia ha de tomar forma de libro¡¡¡¡
En ascuas me tienes :)


un abrazo

josé rasero dijo...

Gracias a tod@s!!!!!

Belkis dijo...

Vaya por Dios, ahora si que se va a enredar la cosa con la noticia del padre de Rubí metido en esos negocios tan turbios.... vaya ironía del destino. Y no fué él quien metió a su hija en aquel lugar???
A ver como se van desenmarañando los acontecimientos.
Me gusta la historia Jose. De verdad que escribes bien amigo.
Un besito muy grande