domingo, 15 de julio de 2012

'No es lo mismo estar jodido, que estar jodiendo, señora Fabra'

.
.

Muchos recordaréis la anécdota del Premio Nobel de Literatura don Camilo José Cela, Senador por designación real en las primeras Cortes Democráticas, cuando,  en medio de una aburrida sesión parlamentaria (¿es esto un pleonasmo?), el también Senador  e hijo de dios don Lluis María Xirinacs, al ver al insigne literato dando cabezadas, le demandó:
-¿Está usted dormido?
-No, Monseñor, no estoy dormido, estoy durmiendo.
-¿Es lo mismo, no? -inquirió Mosén.
-No, son cosas distintas -explicó a Xirinacs el Nobel-, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido, que estar jodiendo.
Cuesta pensar que a la señora Fabra le den  Nobel alguno   por causa o motivo que se nos alcance  aunque, eso sí,  va por buen camino si pone sus miras en prebendas y  relaciones  con Monseñores, corruptos y prosapia  parecida. Es sabido que su señor padre es habitual de los milagros navideños (a la par que de las también milagrosas prescripciones de sus múltiples delitos) y ella ha saltado finalmente a la fama, con mucha red de por medio, por  querer hacer malabarismos lingüísticos milagreros para los que, salta a la red, digo a la vista, no está preparada.
Mas la intención es lo que cuenta, que diría Monseñor.
Pasando por alto el hecho  de que insultar a los políticos de la bancada de enfrente es hacerlo a los millones de españolitos que votaron al  partido de esa bancada (y por  lo tanto algo muy grave)  llama mucho la atención que la diputada por la ciudad del aeropuerto fantasma cayera en tamaños errores gramaticales (doy por supuesto que sus señorías están lo suficientemente preparados para hacer correcto uso de nuestra lengua común, je): confundir plurales con singulares,  no distinguir  con justo tino  al receptor de  sus exabruptos comunicativos   (cosa que hasta un alumno medio aplicado de nuestra querida ESO domina a la perfección, ja) hasta el delirio de casi querer hacernos creer que sus palabras eran pura justicia poética y que el infierno, en definitiva, son los otros, y a otra cosa.
Todo esto me lleva a concluir que esta muy señora de su gran  padre sabe  distinguir perfectamente la jodienda de lo jodido, a aquellos  que van a ser jodidos de los que, como ella misma, aplauden a rabiar cuando están jodiendo y que  incluso comprende con diáfana y diputada claridad  las distintas acepciones del jodido verbo joder. La pena -para ella- es que tras siete meses de silencio cartujo y espartana disciplina de partido (habiendo cobrado ¿lo correspondiente o lo correspondido?) decidiera mostrar al Pleno su desconocida  y brillante retórica  parlamentaria.
Ah, y, sobre todo,  que no cayera en que ¡son las cámaras, imbécil!, como seguramente le habría explicitado don Camilo José.

Aprovecho para demandar la dimisión de esta señora y para invitaros a firmar idéntica petición en este enlace.






9 comentarios:

Anónimo dijo...

La Fabra no tiene bragaas?

Tempus fugit dijo...

No estoy de acuerdo. (en lo de llamarla señora)

josé rasero dijo...

Lo he usado en su acepción de mujer casada...

Un abrazo

Mar dijo...

Opino como De Cenizas, lo de señora le viene muuuyyyyyyyyyy grande.

Bss.

josé rasero dijo...

Vaaaale... ¿La llamamos 'seño'?

Besos Mar

Tempus fugit dijo...

Dejémoslo en individua. :)

josé rasero dijo...

Dejémosla

jp tienda dijo...

Lo de esta tía ha quedado impune, pero arrieros somos.....

Unknown dijo...

Sí señor...