sábado, 18 de enero de 2014

'Un aroma a futuro'


Apoyó la Haotian sobre un seto de ramajes resecos  y se introdujo en la iglesia de San Severiano buscando el recogimiento que necesitaba. Tal como imaginó no había un alma en el interior de aquel templo sobrio, moderno, de mármoles rojizos y blancos. Un lugar acogedor. Se sentó  en uno de los alargados bancos de madera y comenzó la labor manual de liarse un porro de maría. Verter la hierba desmenuzada en la palma de la mano, hacer un filtro con el cartón de una caja de cerillas, depositar la marihuana sobre el papel de fumar distribuyéndola uniformemente, girar los dedos, lamer el papel,  pegarlo y prensarlo adecuadamente, ritual que por sí mismo ya procuraba a Cecilio un agradable sosiego. Su consumo, unido al alcohol ingerido, además de contribuir a esa perseguida relajación, abría rendijas de  realidad en su  mente, conducía sus ideas por espacios de poco tránsito, sus sentidos veían acrecentar sus cualidades e incluso se mezclaban y confundían alegremente entre sí. Dejó caer la espalda sobre el respaldo del banco y  extravió la mirada en el falso techo de la nave divina, una especie de plegado romboidal y abstracto. En el bolsillo derecho de su pantalón ardían con todo detalle los pliegues de un papelito doblado que parecían exhalar un aroma a futuro.